07 julio 2010

Vinuesa (Soria)

El pasado fin de semana nos dirigimos camino a Soria, tal y como decía la canción de "Gabinete Caligari", esta vez íbamos a pasar el fin de semana a un sitio concreto, a Vinuesa e íbamos a estar en un camping que dista unos dos kilómetros del pueblo y se llama El Cobijo, nosotros teníamos ganas de ir ya que habíamos quedado con "la cuadrilla alavesa", tienen la costumbre y van creo que...... como diez años que el primer fin de semana de Julio juntarse y hacer una escapada a diferentes puntos de España, este año tocaba la provincia de Soria, nosotros llevábamos unos tres años sin poder ir, ya que por causas laborales ese fin de semana siempre nos lo fastidiaban, y como son unas mákinas tanto a pie como en bici, pues se hacen durante el Sábado y el Domingo unas rutas que para que.......algunos llevan encima de la bici toda la vida incluso llegaron a pisar el campo profesional, ahora organizan carreras como la EUSKADI EXTREM, también hay hueco para otras actividades, estábamos unas veinticinco personas, unos.........trece niños y claro montamos un buen campamento en el camping, los ciclistas con sus bicis, algunos nos fuimos a correr por los maravillosos pinares de Soria, los txikis también en bici y en carrito se hicieron su ruta, la piscina del camping también fue estrenada aunque decían que el agua estaba fría, es decir........fue un fin de semana en contacto con la naturaleza y muy divertido.

Vinuesa es un pueblo que está a unos 1.107 mts., de altitud, al pie de los Picos de Urbión, de la Sierra de Cebollera, a unos 30 kms., de Soria y cerca del límite de La Rioja, imprescindible cuando se va por esa zona una visita a La Laguna Negra y ver el Punto de Nieve de Santa Inés, nosotros esta vez no los visitamos ya hemos estado varias veces, pero si no lo conoces, La Laguna Negra te la recomiendo.

Os enseño gráficamente como fue el fin de semana.

Vista general deVinuesa, sus calles, su iglesia, conservan el lavadero tradicional, encima de la iglesia conté hasta cinco nidos de cigüeñas.

Me encanta ver los carteles antigüos, algunos se conservan mejor que otros, pero es gratificante que todavía estén presentes en los pueblos.

Filípides  ya estacionado en el camping, le pusimos los calzos para que no se escorase debido al terreno.

En el camping nos alojamos en todas las modalidades, nosotros en nuestro Filípides, pero también en autocaravana, en furgoneta, tienda de campaña y se habían alquilado cuatro bungalows donde siempre se hacía sitio para el que lo necesitase.



El Viernes antes de llegar al camping nos tiró una tromba de agua a la altura de Logroño impresionante, el día no aventuraba buena climatología, por la noche hacía fresquito y luego el Sábado la lluvia que estaba cayendo parecía que nos iba a fastidiar, pero paró de llover, despejó, desayunamos y empezó la preparación para las actividades que se iban a hacer.

Aquí los ciclistas preparados para un duro y largo recorrido que les llevó a estar todo el día por el monte, marcharon por la mañana y regresaron sobre las cinco de la tarde, llenos de barro, cansados pero con una cara de satisfacción que no podían con ella.




Cuando los ciclistas se marcharon, nosotros nos hicimos también una pequeña ruta corriendo, nos apetecía meternos por los maravillosos bosques de pinares que hay en la zona.


Estaba marcado el GR, así que lo seguimos nos metimos por un pequeño río, atravesamos zonas de helechos, un puentecito de madera, por pistas, fue diferente al asfalto al que estamos acostumbrados.

Había muchos charcos debido a las tormentas del día anterior y de la mañana, pero no importaba, el verde del campo alimentaba las ganas de seguir corriendo.

Nos metimos por una zona con bastante vegetación y donde la maleza estaba bastante subida, había muchos pinchos también y claro..........pues no se si todos pero un montón de ellos se me clavaron en la zapatilla y en los calcetines, y en cuanto vi un sitio para sentarme y quitarlos me senté y que mejor que en un viejo carro.......¡¡chulo eh!!.

Combinamos pista y asfalto, pasamos por el río y nos dirigimos hasta el museo del bosque.

Por la carretera no había mucha circulación incluso vimos a otro korrikolarri haciendo series por el asfalto y a algunos lugareños que se sientan en las biondas de la carretera y que se entretienen viendo pasar el tiempo, relajados y sin stress, el buenos días era el saludo habitual.

El museo del bosque a esa hora estaba cerrado, nosotros ya lo conocíamos y merece la pena verlo, es un museo temático y donde puedes disfrutar de la vegetación, los animales de la zona y donde el olor a pino lo inunda todo.

El Domingo, fue más relajado, los ciclistas otra ruta, esta vez más cortita, los txikis aprovecharon para ir a la piscina, otros nos dimos una vueltecita por el pueblo y luego la comida de despedida, ya que sobre las cuatro y media de la tarde empezamos a desfilar de vuelta a casa, el fin de semana llegaba a su fin.